En la madrugada de este lunes, mientras muchos dormían, Stalin Zavala se ponía en marcha. No por rutina, ni por deber, sino por pasión. Por convicción. Asistente técnico de la Selección Nacional de Futsal Femenino de Honduras, Zavala emprendía un viaje relámpago desde su hogar en Honduras hacia Ciudad de Guatemala, con un solo objetivo en mente: ser parte de una página gloriosa en la historia del futsal femenino hondureño.
Apenas aterrizó en la capital guatemalteca, sin pausa y con el reloj corriendo en su contra, se dirigió directo al Domo Polideportivo de la Zona 13. El partido decisivo por el último boleto al Primer Premundial de Futsal Femenino de CONCACAF se acercaba. Pero el reloj no lo venció: Stalin llegó con tiempo suficiente para sumarse a la charla técnica previa, ajustar detalles, infundir confianza y espíritu de lucha. En ese vestidor, su presencia era más que un recurso táctico: era una señal de compromiso, de unidad, de que estaban todos… cuerpo y alma.
El partido fue una batalla. Emociones a flor de piel. Corazones latiendo al ritmo del balón. Y cuando todo parecía llevarse al límite, fue desde el punto del segundo penal, en el tiempo extra, que el destino se inclinó hacia las hondureñas. Gol. Éxtasis. Historia.

Honduras celebraba su clasificación al Premundial. Por primera vez, las mujeres catrachas en futsal alzaban la mano con un boleto regional entre las manos. Y allí estaba Stalin, otra vez. En la charla post partido. En los abrazos. En las lágrimas compartidas. En la historia.
Para muchos, podría haber terminado ahí. Pero la épica no conoce de descansos. Casi 18 horas después de haber salido de casa, Zavala regresaba, agotado pero pleno, quizá para reincorporarse de inmediato a su labor en el cuerpo técnico del equipo de los Lobos de la UNPFM de la Liga Nacional de Fútbol de Honduras. Sin descanso, sin focos, sin reclamos.
Así como en 2016, cuando como técnico de la selección masculina guió a Honduras a su primer –y hasta hoy único– Premundial de Futsal tras un repechaje ante Trinidad y Tobago en Costa Rica, Stalin Zavala volvió a ser parte de la historia. Pero esta vez, desde la trinchera del futsal femenino, ayudando a escribir un capítulo que merece ser contado con orgullo.

Porque el futsal femenino también tiene héroes. Y algunas gestas, como esta, no necesitan más brillo que el de la pasión auténtica por el deporte.