¿El futsal femenino no vende? ¿O es que, en realidad, ni siquiera lo están intentando?

Hace ya más de una temporada y media, estaba saliendo de una de las etapas más duras de mi vida. Llevaba apenas tres meses caminando de nuevo, luego de pasar un año entero postrado en cama por complicaciones tras varias cirugías. En una de ellas, estuve cerca de perder la vida. Aun así, esa noche no me la quería perder por nada: podía ser histórica para el futsal femenino en Costa Rica.

Me acompañaron dos personas fundamentales. Mi mamá, por si pasaba algún contratiempo. Y un primo, que me ayudó a trasladarme desde la casa hasta el gimnasio. Él nunca había ido a un partido de futsal femenino. Ni idea de quién jugaba, ni quiénes eran las jugadoras.

Pero esa noche, cuando el equipo local anotó el gol que forzó el alargue, y luego se convirtió en tricampeón nacional —el primero que lo logra en la historia del futsal femenino tico—, mi primo se puso en pie en la grada y gritó el gol con una emoción que todavía recuerdo. Se enganchó sin saber nada antes. Le bastaron unos minutos para quedar atrapado.

Y desde ese día no dejo de pensar: ¿cuánta gente más estaría igual, esperando vivir su primera vez con este deporte, y no lo hace simplemente porque no lo transmiten?

Desde esa final, no se ha vuelto a pasar por televisión ni un solo partido de futsal femenino. Mientras tanto, el masculino sigue con su cobertura normal. Nunca han dado razones claras, pero da la impresión de que no hay ganas reales de mover el interés, de trabajarlo como se merece.

Porque, seamos francos: ¿cómo va a vender algo que ni siquiera se ofrece? ¿Cómo va a enamorarse la gente de un deporte que no puede ver? Lo de mi primo no fue casualidad. Fue una prueba de que el futsal femenino tiene todo para atrapar. Pero si no se muestra, no se conoce. Y si no se conoce, no hay inversión. Sin inversión, no hay desarrollo. Es un ciclo injusto que solo perpetúa el abandono.

Hoy en día, suben algunos partidos a YouTube. A veces hasta los ponen en la agenda semanal, como si con eso bastara. Pero no es lo mismo que una transmisión real, profesional. Y mucho menos cuando se hace sin producción, sin promoción, casi como escondiéndolo.

Así que no, el futsal femenino no es que no “venda”. Es que nadie lo está vendiendo con el mismo empeño que al masculino. No recibe el mismo trato, ni la misma producción, ni el mismo relato que lo impulse.

Desde mi rol como fundador de un medio dedicado a los deportes colectivos femeninos, puedo decirlo con total certeza: el futsal femenino tiene lo que se necesita para emocionar, para conectar, para crecer. Pero necesita que quienes pueden visibilizarlo se tomen esa responsabilidad en serio.

El futsal femenino no necesita lástima. Lo que necesita es que se le vea, que se le invierta, que se le respete. Este año parece que otra vez no habrá transmisiones. Pero sí habrá partidos. Entonces, ¿y si llenamos las gradas? ¿Y si grabamos? ¿Y si contamos? ¿Y si mostramos lo que pasa adentro de la cancha? ¿Y si hacemos más ruido del que quieren ignorar?

Si el futsal femenino en Costa Rica “no vende”, es porque no lo han dejado. Pero una vez que lo ves, no hay vuelta atrás. Que no nos vengan a decir que no vale la pena.

Rafael Palacino

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